domingo, 12 de febrero de 2012

EL ARTE DE VIVIR El Arte y La Meta

Abstract: Es un texto que nos invita a reflexionar sobre cosas cotidianas y nos muestra la importancia del arte en la vida y de cómo decodifica la vida, y nos muestra realidades.



Por MILENA JOHANA MARTINEZ



En el intento de encontrarle razones a la vida, de la importancia de ella y la trascendencia que tiene para cada uno de nosotros ese despertar diario, las cosas comunes que se volvieron costumbre como respirar, parpadear, comer, reír, caminar, en fin, es bueno volver a ellas y ver que están ahí aunque no las percibamos todo el tiempo cosas que están tan interiorizadas que no nos dejan espacio para pensar en algo mas. Y es así a lo largo del común vivir algo que se supera se graba y no se va, cuando tengamos algo similar sabemos cómo se puede actuar, o que hacer, pero también los problemas suben un nivel mas, como en los video juegos el siguiente nivel es más difícil al anterior, nos morimos en el intento, o llegamos a la meta final, pero la gran pregunta es: ¿Cuál es la meta final?, ¿será eso que llamamos felicidad?, ¿será eso que llamamos amor?, ¿o es conseguir todo lo que anhelamos?

En muchos medios de comunicación se observa el caos en el que vivimos diariamente, en ese tratar de recuperar el asombro, en esa comparación con el otro, en el “sobrevivir”, en el tratar de mantenerte vivo, en el buscar razones para no morir, y si las tienes en el tratar de expresar a los demás que se siente estar pleno, o en agonía. Y unas de las formas mas cercanas que tenemos a encontramos con esa experiencia es el Arte, pero la experiencia de otras personas no puede aprenderse verdaderamente como experiencia (Zygmunt Bauman, 2005).

El arte como componente de la cultura, nos da la idea de cómo vemos el mundo, cual es el colectivo común, pero también nos deja ver la variedad de formas de ver el mundo, la forma en la que diseñamos sociedades, de cómo las decodificamos y las volvemos a codificar, pero siempre mirando un pasado y anhelando un futuro mejor, estando en medio de ese pasado, que siempre vemos con ojos de melancolía por lo que pudo ser o por lo que fue y quisiéramos revivir, y de un futuro incierto en el que tenemos puestas las esperanzas que pueden ser mejor, pero estar mejor es tener una familia, un buen empleo, casa, carro, viajes, buena ropa, seguir un prototipo de hombre y de mujer, seguir unos parámetros que se establecen según espacio-tiempo, ¿esto si nos llena? ¿Esto nos lleva a la meta final?, o ¿se nos convirtió en un deseo? El deseo es el anhelo de consumir. De absorber, devorar, ingerir y digerir, de aniquilar. (Zygmunt Bauman, 2005). Entonces los medio de comunicación nos están dando las pautas, para seguir solo a nuestro deseo, y sobre todo hacia lo sexual que nos despierta lo que nosotros denominamos “instinto”, pero que también intentamos convertirla en nuestra necesidad.

Un aspecto importante es la relación que médicamente se recomienda entre el estado del alma y el del cuerpo, consistente entre la subordinación mas estricta del deseo del alma a las necesidades del cuerpo, una ética del deseo y la búsqueda de un punto ideal del alma “purificada”, orientada a una austera economía de las evacuaciones orgánicas, en donde el gesto de la purga solitaria conforma del modo mas estricto la inutilidad del deseo, de las imágenes asociadas a el, y del placer. (Humberto Cubides, Focault y el sujeto Político, Ética del cuidado de si, 2006, p.22)

Si bien estamos en la cultura del deseo, porque se insiste en que eso es “amor”, amor a las cosas, amor a lo efímero, amor a uno mismo. Se busca la rapidez en todo, no hay esfuerzos, En nuestros días, los centros de compras suelen ser diseñados teniendo en cuenta la rápida aparición y la veloz extinción de las ganas… (Zygmunt Bauman, 2005), entonces actualmente todo esta diseñado a aprobar esos instantes de placer, a reunir masas por medio de esos fugases encuentros, que se convierten en amor y que este nos da felicidad y que este a su vez se convierten en recuerdos, que significativamente nos pueden llevar a extremos, catalogando así cada instante, o muy feliz o muy triste.

El arte nos refleja esos instantes en los que podemos vivir el momento y se intenta de mil formas reproducirlo de nuevo, convirtiéndose en un vicio, que nos lleva a nuestra máxima expresión, a nuestra máxima desinhibición, mostrando una realidad subjetiva, pero colectiva a la vez.

La meta es tan individual como los momentos plenos de felicidad, pero es imposible aprender a amar, como no se puede aprender a morir (Zygmunt Bauman, 2005), entonces tampoco hay un manual para vivir, el arte nos recordara que todo esta sujeto y a la vez suelto, y que cada instante en el ser humano por pequeño que sea significa algo.

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